lunes, 5 de diciembre de 2011

La nueva teoría del Curador

José Rosero

Los curadores jóvenes, encargados de sostener las teorías del gran Curador y Crítico de arte contemporáneo, bajaron las manos con ademán de escribir para argumentar algo. Por nada del mundo hubieran confesado que no veían nada. Y de este modo se echó a andar ese Crítico bajo el magnífico palio del salón, mientras el gentío, con ínfulas intelectuales, gritaba en los pasillos:

-¡Qué alucinantes obras de arte! ¡Qué magníficas interpretaciones! ¡Qué interesantes puntos de vista!

       Todos temían quedar en evidencia. Cada uno ocultaba que realmente no veía, ni entendía nada, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ninguna teoría del arte había tenido tanto éxito como aquella. El Crítico seguía caminando frente a los demás.

–¡Pero si no entiendo nada! –exclamó de pronto un niño.
–¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! –dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
–¡No entiende nada; es un chiquillo el que dice que no hay nada realmente!
–¡Pero si no hay nada, todo es una farsa! –gritaron al fin, los asistentes.

       Aquello inquietó al Curador, pues barruntaba que la gente tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». El Crítico siguió más altivo que antes; y los curadores nóveles, de galerías con nombres suntuosos y salones nacionales, continuaron sosteniendo la inexistente teoría.

Ilustración de José Rosero

No hay comentarios:

Publicar un comentario